Los últimos cuatro años Moreira administró un poder delegado que había recibido de Katopodis que, a pesar de haber ganado las elecciones en 2019, dejó el municipio para asumir como ministro de Obras Públicas de Alberto Fernández. Eso produjo un evidente vacío de poder y de capacidad de gestión. “Como dijo Cristina: ´los funcionarios que no funcionan´, acá nos pasó lo mismo y eso no se arregla con los mismos de siempre, necesitamos un cambio de nombres y de actitud”, se lamenta un importante dirigente que forma parte de la municipalidad desde el 2011.
En ese plan está Moreira. Darle su impronta a la gestión y pasar la escoba. Quiere su gobierno, dejar su huella. Que todos sepan que es él quien toma las decisiones. “Se envalentonó en el último año y empezó a confiar más en su criterio, no soportó que le manejen el municipio a control remoto y mucho menos que haya situaciones que lo salpiquen porque tiene una carrera política intachable”, describe una de las personas que lo conoce desde la época en que ambos militaban en el Frepaso.
La referencia a esas situaciones tiene su punto cúlmine cuando a mediados de este año, en plena campaña electoral, fue arrestado uno de los encargados del área de seguridad luego de que intentara huir de la policía en San Miguel. Dentro del vehículo oficial fue hallada un arma, entre otras cosas que no habrían quedado registradas en la requisa. En ese momento, hubo un fuerte cruce entre la cúpula del Ejecutivo. El incidente era inocultable y muy burdo. Ganó la pulseada el jefe político del detenido: José María Fernández, Jefe de Gabinete y todoterreno, hombre de plena confianza de Katopodis. Tal es así que la hermana, Graciela Fernández, es la actual subsecretaria de Seguridad del municipio.
Moreira apunta a desarticular esa área y que asuma gente de su confianza, sin prontuario y con voluntad de establecer otro orden de prioridades. Para eso, necesita independencia política y el apoyo de Axel Kicillof para terminar con la connivencia entre funcionarios, la justicia y el delito organizado.
Para llevar a cabo ese plan tiene parte del camino allanado: José María Fernández asumiría su banca como diputado provincial y en su lugar como secretario de Gobierno quedaría una persona de su máxima confianza que ya no reporte a Katopodis. Aunque sabe que podría costarle la amistad de tantos años, tiene la decisión tomada. Quiere renovación en el sentido amplio: política y de trayectoria.
La parte del plan que también tiene solucionada es la injerencia que dejaría de tener Nancy Capelloni. Desde el 10 de diciembre asume su banca en el Concejo Deliberante y la voluntad del intendente es que esta vez sí ejerza su rol legislativo y, en un movimiento de ajedrez, su preferencia sería que Diego Perrella vuelva a asumir la presidencia del Cuerpo. Jaque mate. Hombre de diálogo y conocedor de los pasillos del HCD, sabe cómo moverse en el pequeño palacio de la calle Rivadavia. Generoso con propios y ajenos. Expeditivo y eficaz, trabaja para él y para el que manda. Ahora manda Moreira y sabe como nadie que deberá responderle, aunque tenga que disputar poder con la esposa del ex ministro de Obras Públicas.
La parte que le falta, que deberá ir a buscar y construir son las alianzas que el gobierno municipal supo tener. Sabe que solo no puede y lo que considera propio no le alcanza. Ahora quiere hablar por él, que sus interlocutores sepan que expresa su pensamiento y no es el exegeta de Katopodis. Enfrenta así un gran desafío: gestionar y hacer política. El tiempo dirá si pudo.