Lucas Ghi busca renovar su cargo: “Hay dos modelos diferentes y la gente elegirá el camino para seguir avanzando”

El intendente de Morón se explayó en esta entrevista en exclusiva con No Ficción sobre las cuestiones que están pendientes en la gestión, por las cuáles pide el acompañamiento de los vecinos una vez más. Su postura ante el Aeropuerto de El Palomar y la necesidad de manejar la policía comunal.

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El intendente de Morón, Lucas Ghi, quien está a punto de cumplir 10 años en el poder aunque en diferentes momentos (2009-2015 y 2019-2023), dialogó con No Ficción sobre sus intenciones de ir por otro nuevo mandato. En esta extensa entrevista, realizada en el Espacio Cultural y Comunitario Paracone, en la localidad de Haedo, el dirigente kirchnerista abordó las asignaturas pendientes en el distrito, sobre todo en materia de seguridad e infraestructura; la importancia de poder manejar a la policía como jefe comunal y volvió a insistir con sus intenciones de abrir el Aeropuerto de El Palomar de manera comercial.

– Está a punto de cumplir 10 años de gestión, aunque en distintos momentos… ¿qué balance hace?

– A mí me da un balance positivo. Tiendo a ver el vaso medio lleno. Llegamos al 100% de cloacas; estamos próximos al 100% de agua; de calles pavimentadas, nos quedan algunas pocas decenas y cumplimos con eso también; dos reservas naturales; un parque industrial que se está ampliando; tres proyectos de Procrear, que entre los tres suman más de 1.300 viviendas ejecutadas solo en esa modalidad; intervenciones en salud, educación, infraestructura deportiva, tanto en espacios públicos como el fortalecimiento de espacios comunitarios, a partir de una ordenanza que sancionamos hace algunos años y que crea un fondo específico para los clubes y sociedades de fomento; en relación a políticas de género, me parece que hay también un balance interesante. Pero hay un vaso a completar, porque hay cosas que están inconclusas, que son problemáticas, conflictos, tensiones, demandas que necesitan nuestro abordaje, que tiene que ver con la seguridad, con el precio de bienes y servicios que hacen al consumo masivo y ahí queremos también sentar posición y construir políticas públicas que sean certeras y eficaces. 

– ¿Qué materias quedan pendientes?

– A mí me sigue movilizando la idea de la policía local. Venimos pregonando ese proyecto hace mucho tiempo. En el 2013 presentamos en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires un proyecto de ley para que se constituyan las policías comunales que si bien se aprobó, lo que se aprobó es una policía comunal que no termina siendo tal cosa, sino que hoy es un apéndice más de la policía bonaerense. Nosotros no dejamos de articular y se coordinan acciones, es una verdad incontrastable, pero nosotros aspiramos a tener una fuerza de carácter fundamentalmente preventivo en donde el intendente dispone ascensos, relevos, cesantías, premios, castigos, todos los atributos de quien conduce una organización. Esas atribuciones hoy están concentradas en el Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, delegadas por el Gobernador. Nosotros estamos pensando que en la etapa que viene, y en función de las características que hemos adquirido los gobiernos locales, con una agenda diversa, heterogénea, que ya no es más el ABL. Hoy es también hábitat, inclusión, deporte, cultura, industria, género y seguridad. 

– ¿Qué puede hacerse desde el municipio para mejorar la seguridad?

– En el capítulo seguridad hemos avanzado en la instalación de todo el sistema de videovigilancia, las alarmas, el fortalecimiento de la participación ciudadana a través de los foros, el equipamiento de las fuerzas con patrulleros, con los chalecos, con los equipos de comunicación. Faltaría para coronar esa experiencia con una policía local en donde el intendente pueda decir todos los días: “hay que fortalecer presencia aquí, hay que observar la conducta de tal agente por tal cosa”. Tiene que ver con aquellas cosas que los intendentes estamos en condición de hacer porque vivimos en el lugar, porque lo caminamos, porque nos llega a través de múltiples instancias, los foros de seguridad, el Ministerio Público, las mismas instituciones intermedias, las cooperadoras de las escuelas. El capítulo que viene para mí en materia de seguridad es poder gozar efectivamente del mando de una policía local. 

– ¿Y en infraestructura?

– Nos quedó pendiente culminar la obra del Hospital Municipal. Habíamos hecho una primera etapa que se inauguró allá por diciembre del 2014 y nos faltó una segunda de similares proporciones que pensábamos que se iba a hacer en la gestión que nos sucedió, cosa que no ocurrió y cuando nos abocábamos a darle ese final al proyecto, bueno 2020, 2021, 2022, la pandemia nos obligó a cambiar prioridades y ya no era importante en ese momento la obra, sino llenar lo que teníamos de respiradores, enfermeros, terapistas, kinesiólogos, porque la pandemia era lo que exigía. En esta etapa que viene tengo como premisa avanzar con la finalización del hospital, el crecimiento del parque industrial que tiene demanda, cada empresa que se instala son laburos que se generan, directa e indirectamente; avanzar en la constitución de la segunda reserva urbana en Palomar con un espacio deportivo para que Morón tenga dos referencias en materia de espacios públicos para la actividad deportiva, además del predio Quinta Seré. Terminar con todo el parque lumínico reconvertido a tecnología LED, una aspiración en el corto plazo. Cada una de estas cosas te encuentra sobre una base. Hay un recorrido, hay un trabajo, una expertise. En función de eso que falta es que queremos presentarnos en las próximas elecciones.

– ¿Por qué en el 2021 los vecinos no acompañaron al oficialismo?

– Evidentemente había otras expectativas en relación a la gestión en esos primeros dos años. No podemos dejar de negar que se votó en un marco también bastante particular, pandemia mediante y los costos que la pandemia generó en términos económicos, sociales. Me parece que se tradujeron en desaprobación de los oficialismos y el desafío en este caso, dos años después, es revertir ese escenario. 

– ¿Cómo se dio en Morón la lista de unidad en Unión por la Patria? 

– Me parece que fue coherente con el proceso de convivencia con el que venimos trabajando desde el momento mismo en que se constituyó el Frente allá por el 2019. Si estos cuatro años hubiesen estado signados por la tensión, el conflicto y las disputas internas, raro hubiese sido que las fórmulas electorales no estuviesen tan bien atravesadas por las mismas circunstancias. La verdad que tuvimos un proceso, obvio, de alguna desinteligencia, pero con discusión y encontrando momentos de acuerdo, de síntesis y anteponiendo la unidad por sobre cualquier otro interés sectorial. En el cierre de lista me parece que se reflejó eso.

– Si gana la oposición ¿qué podría cambiar? 

– Uno hace el máximo esfuerzo para ratificar este camino, pero asumiendo ese interrogante y en función de la experiencia de los cuatro años que les tocó gobernar, a mí me parece que se redefinieron algunas prioridades que para importantes sectores de la sociedad son muy sensibles. Me parece que la salud, la educación, la vivienda, la cultura, dejaron de ser políticas públicas sostenidas en términos de centralidad porque hay datos objetivos que lo demuestran. Nosotros llegamos en 2019 y el hospital municipal estaba virtualmente paralizado, los profesionales habían ido a la justicia a formular una denuncia porque no tenían los insumos más elementales para hacer una cirugía en caso de una emergencia. En educación, la verdad que también el panorama era bastante crítico, no solo por la permanente conflictividad con los docentes, sino por el estado de situación de los edificios. En materia de políticas de acceso a la vivienda, no se construyó un metro cuadrado en Morón. Me parece que esos aspectos de la gestión fueron claramente contrastantes. Son modelos diferentes y la comunidad va a elegir por cual camino quiere seguir avanzando. 

– El aeropuerto de El Palomar dividió las aguas… ¿Cuál sería el futuro si gana las elecciones Unión por la Patria? 

– Yo digo siempre lo mismo en relación a eso porque quiero ser coherente. Me parece que la coherencia es un valor en la vida y en la política no es la excepción. Estoy a favor de la actividad aeroportuaria en mi ciudad, lo expresé siempre y de hecho el desarrollo de nuestra ciudad es coherente con esa perspectiva. Morón tiene dos bases aéreas, Morón y Palomar. Tiene tres escuelas secundarias con orientación aeronáutica. Tiene una carrera que es ingeniería aeronáutica que se dicta en la UTN regional Haedo y tiene un polo temático que lo creamos nosotros hace 10 años que es el PITAM, el Polo Industrial Tecnológico Aeroportuario Morón. A ese mapa le faltaba coronarlo con la actividad aerocomercial que es lo que pasó en los dos últimos años de la gestión macrista y a mí me parece que deja un saldo positivo en la ciudad. No sin reconocer que como toda actividad significativa genera impactos. Ahora, esos impactos negativos en todo caso hay que abordarlos, hay que mitigarlos, hay que llevarlos a la mínima expresión posible pero en el balance, cuando uno hace esa ecuación y dice ¿esta actividad te dejó más beneficios o perjuicios? Desde mi perspectiva, mirando integralmente la ciudad me da que son más los beneficios. A esa discusión se superpone otra que tiene que ver con la política aerocomercial en relación a: low cost sí o low cost no. Yo creo que las low cost tienen que estar reguladas, sin que haya dumping, porque en los mercados del mundo funcionan y conviven líneas de bandera, líneas tradicionales con líneas low cost. ¿Por qué acá no podrían convivir? Siempre sabiendo que nosotros tenemos una línea de bandera que es estratégica y que conecta puntos de nuestro país y del mundo que no necesariamente están motivados en la rentabilidad empresaria sino que persiguen un fin más social, promocional y que se tiene que sostener.

– ¿Cuál es la importancia de Morón en la región? ¿Cómo se viene trabajando con los distritos vecinos? 

– La pandemia nos obligó a articular mucho más. Veníamos operando como unidades estancas, sin demasiados vasos comunicantes y a fuerza de necesidad la pandemia nos empujó a una mesa y coordinar, desde prestaciones sanitarias hasta el funcionamiento de los comercios en una avenida, como Marconi o Santa Rosa, que dividen los partido de Morón con Tres de Febrero o Ituzaingó. Fue una gimnasia interesante que en muchos casos quedó a punto tal que coincidimos, por ejemplo, que nosotros habíamos esbozado originalmente una locación para construir una unidad penitenciaria en el marco del desarrollo que está haciendo la provincia de Buenos Aires y Hurlingham me hizo saber que prefería que se construyera en otro lugar, por lo que buscamos una alternativa y la encontramos, que es el mismo espacio donde Hurlingham va a construir la suya, donde van a hacer un espacio para Morón y de este modo las personas que están privadas de su libertad en las comisarías, cosa que no debería suceder, tengan un lugar de alojamiento que es transitorio, porque no son unidades definitivas, en un predio de Buen Ayre. Eso es fruto de un diálogo, de una articulación, de escucharnos, de saber que esta región, que es el área metropolitana, es una unidad social, demográfica, económica y política. 

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