Fallo histórico en La Matanza: estafadores le hicieron sacar un préstamo y la Justicia ordenó que no debe devolver el dinero

Este miércoles el Juzgado Civil 10 ordenó al Banco Santander Río suspender el cobro de las cuotas de un crédito a un chofer de la Línea 96 que fue víctima de una estafa por teléfono. La odisea del colectivero que por ahora tiene final feliz y sienta un precedente en el distrito.

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Eran las ocho de la noche del 3 de noviembre pasado cuando Alejandro, chofer de la Línea 96, recibió un llamado que le dio una grata noticia en tiempos de crisis. “Su nieto, Gustavo Z., salió ganador de un premio de $30.000 en Supermercados Coto, pero al no tener cuenta bancaria es imposible depositar el dinero. ¿Usted tiene una?“, preguntó Fabio, un supuesto telemarketer, que le explicó al colectivero que la operación era sencilla: ir a un cajero, elegir opción claves y cuando la máquina imprima el ticket, pasarle el número.

“Por último, le pedimos que por 24 horas no ingrese a su cuenta, ya que puede cortar la transferencia”, le dijo Fabio, el estafador.

Gustavo había sido víctima de un ciberdelito conocido como Vishing, que combina una llamada telefónica fraudulenta con información previamente obtenida desde internet. Consta de dos pasos: primero el estafador roba información confidencial a través de un mail o sitio web (phishing), pero necesita la clave o token del cajero, entonces procede al segundo acto, que es llamar por teléfono al cliente identificándose como personal del banco y pidiéndole que realice una serie de operaciones.

El chofer se dio cuenta al cortar que algo no andaba bien, por lo que ingresó a su homebankig. Su salario de casi $80.000 ya no estaba, ni sus ahorros en dólares y, para peor, su usuario había accedido a un crédito de $160.000. Todo en cuestión de minutos. Desesperado, Gustavo empezó a llamar al banco pero nunca lo atendió nadie. Tuvo que esperar al otro día a las 10 a que abriera su sucursal, pero para ese entonces los delincuentes hicieron más movimientos y hasta recargaron saldos en sus celulares.

Cuando Gustavo llegó al Santander Río de Isidro Casanova, los empleados le dijeron que él era el responsable y que, de mínima, debía pagar las cuotas de un crédito de $160.000 que había solicitado. El chofer de la 96 hizo la denuncia en la UFI 8 de La Matanza, que aún está detrás de los delincuentes. Y en paralelo se presentó una cautelar en la Justicia Civil para que la entidad financiera suspenda el cobro de las cuotas de un préstamo que en realidad el cliente nunca pidió.

Finalmente, ayer el Juzgado en lo Civil y Comercial Nº 10 de La Matanza hizo lugar a una medida cautelar presentada por la defensa del chofer, a cargo del abogado Marcelo Szelagowski, y se le ordenó al Banco Santander Río dejar de cobrar las cuotas del supuesto crédito. Para la justicia, hubo negligencia de la entidad financiera.

“Estoy contento porque en La Matanza no hay antecedentes de este tipo”, dijo Szelagowski a No Ficción. Consultado sobre la falta de este tipo de fallos, el abogado explicó que “uno de los motivos es la vergüenza ante la estafa. Los primeros hombres que se animaron a denunciar hicieron mucho bien, y los bancos han empezado a tomar medidas de seguridad en serio“.

En el fallo, la jueza Edith Rota explicó que además de tratarse de una estafa, “nos encontramos ante una relación de consumo, entre el accionante (el chofer) y el banco demandado, que impone evaluar lo peticionado ante la normativa del Código Procesal Civil y Comercial, Ley de Defensa al Consumidor y las disposiciones del Banco Central de la República Argentina (BCRA)”.

En otras palabras, para la justicia existió negligencia por parte del banco, porque ellos no verificaron la identidad del solicitante y los sistemas informáticos no cumplieron con las normas de seguridad que ordena el Código Civil y las directivas del BCRA. Ahora, el cobro de las cuotas quedó suspendido hasta que se llegue a un fallo definitivo en la causa.

Según Szelagowski, “las estafas con bancos crecieron un 500% durante la cuarentena, ya que la entidades bancarias decidieron otorgar créditos precalificados, a los que usted accede simplemente con el número de token y una serie de datos. Y los bancos sin verificar la identidad del solicitante inmediatamente acreditan en su cuenta el dinero, que es desproporcionado a los ingresos del cliente. Por ejemplo, policías o enfermeros que ganan $40.000 les dan créditos por $600.000″.

Por ahora el chofer podrá contar con su salario completo, sin que el banco le retenga las cuotas. Mientras tanto, los investigadores siguen tras los pasos de los delincuentes, aunque para Szelagowski “la mayoría llama desde las cárceles” y se hace muy complejo rastrearlos.

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