VIDEO | Un hombre fue asesinado a puñaladas luego de atacar a escopetazos a su vecino en Moreno

Fue el desenlace fatal de una vieja disputa por un terreno. El asesino fue liberado poco después, porque para la justicia actuó en defensa propia.

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El aislamiento obligatorio exacerbó un problema de vieja data en Moreno. Decidido, y en estado de ebriedad, Edgardo Basualdo, de 56 años, agarró su escopeta y encaró para el frente de su casa, en Democracia al 1400, donde vive la familia Aranda a quien le reclamaba desde hace años haber sido estafado con la compra de un terreno. Tras haber efectuado algunos disparos y una descomunal confrontación, terminó apuñalado y murió. El asesino, Esteban Aranda, de 26, ya está en libertad porque para la justicia actuó en legítima defensa.

Todo comenzó cerca del mediodía del martes 24 de marzo, cuando la víctima, conocida en el barrio como El Gordo Basualdo, cruzó la calle y con un palo estilo poste de luz comenzó a dañar el frente de la casa de Democracia 1484, en cuya parte delantera vive Esteban Aranda, su mujer embarazada de 8 meses y sus tres hijos.

El agresor provocó serios daños a la pared y amenazó de muerte a la madre de Esteban, María del Carmen Esteche, de 53, a quien le gritó varias veces: “sos una vieja sidosa, te voy a matar a vos, a tu hijo y a tu nuera”, según desprende del acta policial, por lo que la mujer se comunicó al 911 e intervinieron efectivos de la comisaría primera de Moreno para apaciguar la situación.

“La mujer de Basualdo explicó en sede judicial que su marido siguió bebiendo y dándose manija hasta que en determinado momento agarró una escopeta y volvió a cruzar la calle”, explicó a No Ficción una fuente judicial con acceso al expediente.

Este medio pudo reconstruir que alrededor de las 17:30, El Gordo, de oficio changarín, volvió por más. Pateó el frágil portón de madera de sus vecinos y armado con una escopeta negra Maveric Modelo 88 calibre 12/70 entró al lugar. Mientras tanto, la mujer y los hijos de Esteban se escondieron en la casa de Esteche, en la parte trasera del terreno.

Se cree que el atacante disparó al menos una vez y que los perdigonazos dieron en la ventana y la puerta de ingreso de la casa de Esteban. Automáticamente después, el agresor se abalanzó a la cocina, donde se trenzó en lucha con el joven que también es changarín. En ese instante, El Gordo recibió un palazo, pero como no soltó la escopeta, el muchacho tomó una cuchilla de arriba de la mesa y se la clavó en el pecho.

El hombre trastabilló y cayó afuera de la cocina. Logró sacarse la cuchilla y con la misma intentó agredir a Esteban por la espalda. Entonces, para que no lo mate, intercedió la madre del joven, quien recibió un sillazo y ambos, Basualdo y Esteche, fueron a parar al suelo, donde continuaron la gresca. Desde allí, el hombre alcanzó a morderle el seno derecho y a darle un palazo en la cara a la mujer.

Finalmente, ella logró reincorporarse y mientras El Gordo trató de hacer lo propio, cayó desvanecido en el intento. A esa altura, el hijo del agresor, Ezequiel Basualdo, de 24, había tomado la escopeta del suelo para terminar la faena de su padre. Pero Esteban no le dio tiempo a recargar el arma y comenzó a golpearlo, mientras su madre, aún malherida, logró atarle los pies para reducirlo.

Con esa escena se encontró la policía cuando llegó al lugar: Esteban estaba montado sobre Ezequiel, dándole goles, al lado del cuerpo de Basualdo. La escopeta estaba en poder de la viuda, ya que otro vecino había logrado hacerse de ella y se la había devuelto.

Los agentes secuestraron una navaja manchada de sangre y sin punta, la cuchilla, la escopeta y tres cartuchos, dos de ellos intactos y el restante en la recámara del arma. Los peritos forenses que asistieron al lugar establecieron de manera preliminar que el cadáver presentaba dos heridas punzocortantes: una en la región mamaria izquierda y otra a la altura del hígado.

La investigación del crimen quedó a cargo del fiscal de la UFI 1, Leandro Ventricelli, que aprehendió a Esteban Aranda durante algunas horas, hasta que confirmó con los elementos recolectados por el momento, que actuó en legítima defensa. Una de los pruebas clave fue aportada por el propio asesino que captó al agresor con la cámara de su celular, cuando éste irrumpía en su casa a los escopetazos.

“De acuerdo a lo que pudimos averiguar, todo se origina porque Basualdo le reclamaba desde hace años a Esteche haber comprado la parte de atrás del fondo del terreno donde ella tiene construida la casa”, señaló uno de los investigadores.

Ante la posibilidad de que la familia Aranda reciba algún tipo de represalia por parte de los deudos de Basualdo, la UFI 1 –Delitos criminales mayores- puso en conocimiento de la UFI 5 –Delitos correccionales y especializada en violencia de género- la situación para que ordene las medidas que considere pertinentes. Es que en esa fiscalía viene tramitándose una serie de denuncias por agresiones y amenazas de parte de Basualdo en contra de sus vecinos.

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