Un informe que dio a conocer en junio el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCV) arrojó que entre abril y mayo de este año el precio promedio de la carne tuvo una baja leve en la zona oeste del conurbano, aunque si se mide la variación interanual los aumentos superan el 64%.
Los valores relevados en 200 puntos de venta de Capital Federal y Gran Buenos Aires, diferencian a la zona oeste y a la Ciudad de Buenos Aires donde se dio una ligera merma, de la zona norte, que registró bajas de mayor magnitud, y de la zona sur donde, por el contrario, la carne aumentó.
Los contrastes geográficos se condicen con el nivel de vida de los consumidores. De acuerdo al informe del IPCV el costo de la carne vacuna tuvo una caída del -1,1% en mayo con respecto a abril en los puntos de venta que atienden en barrios de nivel socioeconómico alto. En los comercios de las zonas de ingresos medios, los precios mostraron descensos del -0,4%; y en aquellos mostradores ubicados en barrios más empobrecidos, el importe experimentó una suba del 0,2%.
Este último dato remite a la escalada de los precios de los cortes populares que consumen las clases más bajas, que ni siquiera se detuvieron este último mes. El Osobuco se incrementó 1,3 de abril a mayo, en tanto que en el último año aumentó 78%. La carne picada común es otro ejemplo: trepó 1,5 mensual y 85,4 anual.
Pese a estos matices, que repercuten de forma más negativa en la población más pobre, lo concreto es que el consumo de carne cayó en un 12% respecto del año anterior según la Cámara Industrial de la Carne (CICCRA). “El público no convalida los precios y baja el consumo. Al bajar el consumo baja el precio” sostuvo Miguel Schiariti, presidente de la entidad.
Menos carne
Un sondeo realizado entre el 2 y el 28 de marzo por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) ya arrojaba que en zona oeste el 70% de los consultados había reducido la compra de carnes. Esta región encabezaba la lista del área metropolitana superando a zona sur (69%), zona norte (58%) y CABA (53%). Un desglose más exhaustivo indicaba que del total de los consultados pertenecientes a sectores de menores ingresos, el 67% había reducido el acceso a la carne; mientras que el 54% de los encuestados de mayor poder adquisitivo también había recortado la compra de este alimento.
La disminución de las ventas fue tan vertiginosa como el crecida de los pecios: En septiembre de 2018, un estudio del Centro de Estudios Metropolitanos (CEM) reflejaba el comienzo de la crisis: en el oeste un 25% había dejado de comprar carne de manera frecuente.
