La Matanza: 8 textiles cooperativas volvieron al trabajo y producen 120 mil barbijos

Dan sustento a unas 120 familias del municipio y tenían la producción frenada por la pandemia.

por
por

Una veintena de cooperativas que da sustento a unas 300 familias vieron sus producciones completamente frenadas, producto de la crisis sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus. Como parte de la Red Textil Cooperativa, reinventaron su producción a la confección de barbijos. “Cuando vimos la necesidad de esta demanda, nos acercamos al ministerio de Salud, les hicimos unas muestras y obtuvimos la licitación para la producción de 200 mil barbijos”, resumió Cristina “Pacha” Mendoza, secretaria de la Red Textil e integrante de la cooperativa Amuyén.

De esas 20 fábricas, 8 se ubican en La Matanza y dan trabajo a unas 120 personas, en su gran mayoría mujeres, que es a su vez el sector más castigado por la desocupación. Estas cooperativas están a cargo de la producción de unos 120 mil barbijos. “Estamos todas conectadas. Püpore y CM se ocupan de la parte del corte y abastecen al resto de las de La Matanza y a otras zonas también. En la confección, estamos Amuyén, Sion, Protectar, Dos Soles, Mayo, Aty Iguazú y Pachamama”, contó Pacha.

Red Textil Cooperativa está integrada por unas 80 fábricas en todo el país. Las 20 que lograron la licitación pertenecen a la provincia de Buenos Aires.

Amuyén –que significa Caminemos Juntos, en mapuche- se constituyó en 2008, con 9 trabajadoras, en el garaje de una casa. Desde 2013, tuvieron el pico de producción y llegaron a tener tres talleres que daban trabajo a 40 personas, en el barrio La Juanita, de Laferrere. “Hacíamos remeras de Policía, Prefectura y Gendarmería, que es un trabajo de mucha exigencia en cuanto a la calidad”, contó Pacha y agregó: “Hacíamos 90 mil remeras por año y realizábamos un trabajo social muy lindo en los barrios vulnerables de la zona, con distintos talleres como albañilería y electricidad”.

Fotos: gentileza cooperativa Püpore.

En 2016, el ministerio de Seguridad pasó a manos de Patricia Bullrich y las licitaciones de la cooperativa bajaron sensiblemente. La producción cayó a dos mil remeras al año. “Tuvimos un gran desgaste para poder subsistir. Hoy, somos 12 trabajadoras y tuvimos que volver al garaje de mi casa”, relató Pacha.

Otra tarea que tenía la cooperativa era la confección de vestidos para el programa “Danza por la inclusión”, liderado por el bailarín Iñaki Urlezaga. “Fue un orgullo para nosotras y un desafío muy grande”. El programa finalizó en 2017, cuando pasó a la órbita del ministerio de Cultura, entonces a cargo de Pablo Avelluto, quien decidió el cierre definitivo.

Luego de subsistir durante 4 años, llegó el turno de resistir a la crisis sanitaria, que congeló la producción. “Pero cuando uno es cooperativista, tiene muy instalada la parte solidaria y sabemos que tenemos que salir adelante todos juntos. No solo a nivel trabajo, sino también a nivel país. Confeccionar estos barbijos, que son tan importantes hoy en día para nuestra sociedad, es una tarea que hacemos con mucha responsabilidad y alegría”, finalizó Pacha.

En esta nota se habla de: