Hospital Posadas: La historia de dos despedidos en primera persona

El gobierno nacional despidió a 88 trabajadores del Hospital Nacional Alejandro Posadas. Entre ellos, hay médicos y profesionales de la salud. La ola de despidos en todo el Estado ya escala a 2400. Se estima que en julio la cifra llegará a 5000.

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“¿A dónde va a ir la gente pobre que no tiene para pagar una obra social?”

Quedo con ella para hablar por teléfono. Me dice que no quiere dar su nombre. No quiere poner en riesgo su fuente de trabajo. La que le queda después de que la echaran del Hospital Nacional Alejandro Posadas. Así que, a los fines de resguardar su identidad, la voy a llamar “A”.

“A” se enteró que estaba despedida un viernes a la noche. No hubo telegrama. Primero, su nombre apareció entre el nombre de otras 87 personas. Una lista informal. De esas que llegan por whatsapp. “Estaba en mi casa viendo una película. Eran las 10 de la noche de un viernes”. Casi sin pensarlo, ingresó al GDE -un sistema informático de gestión para trabajadores del Estado-. Allí había una notificación “formal”.

Al Hospital Posadas ingresó a trabajar en el 2021 cuando fue convocada para integrar la sección de citología del Servicio de Anatomía Patológica. Su función era muy precisa: dar diagnósticos rápidos de cáncer. Y era la única médica que hacía esa tarea. “Rompen equipos interdisciplinarios claves en el diagnóstico de enfermedades graves. Mi sueldo era de 970 mil pesos en mano por 30 horas semanales. El gasto del Estado no se reduce por ahí”.

Con el despido de las 88 personas, se vieron afectadas áreas fundamentales como fisiatría, kinesiología, clínica médica, emergencias, enfermería, neumonología, biología molecular. “Siempre hubo un porcentaje muy bajo de personal del Posadas que pertenecía a la planta permanente. El resto, teníamos contratos anuales que se renovaban automáticamente. Ya con la asunción de este gobierno, los contratos empezaron a ser trimestrales”. Su última contratación venció el 31 de marzo. Dice que allí hubo irregularidades pues se firmó, precisamente, en marzo. En la notificación formal que recibió por GDE le decían que su vínculo estaba finalizado desde esa fecha pero que, como había cumplido horario y funciones, le iban a liquidar hasta el 28 de junio. “Me aclararon que yo no tenía ninguna relación de dependencia laboral con el Hospital. No me pagaron aguinaldo”.

El gobierno nacional despidió a 88 trabajadores del Hospital Nacional Alejandro Posadas.

De las listas, ella ya estaba enterada. “La información circulaba por radio pasillo pero no sabíamos si eran reales o no”. Hoy no hay en el hospital alguien que cumpla exactamente la misma función que “A” realizaba. Dice que ahora la va a cubrir con un residente que todavía no es ni patólogo ni citólogo. Sin experiencia, ni recorrido. Además de dar diagnósticos tempranos, se ocupaba de formar a futuros médicos. “Gran parte de los despedidos éramos los que levantábamos la voz cuando las cosas no estaban bien. Pero no por eso descuidamos el trabajo”, asegura.

Ser trabajadora del Posadas le dio posibilidad de que su hijo asistiera al Jardín Maternal “Arco Iris” del Hospital. Por eso, a la angustia de ser despedida se le sumó la incertidumbre por la continuidad escolar de su nene quien transita la salita de 5 años. “Tuve que salir a buscar otro jardín, con otras maestras, otros compañeritos y a esta altura del año. Las maestras del jardín del Hospital están con miedo. Si fuera por ellas, el nene continuaba pero las docentes temían que hubiese una especie de auditoria y eso generara problemas porque había niños hijos de trabajadores despedidos. Por supuesto, yo tampoco quería someter a mi hijo a eso. Tiene 5 años”.

En los últimos días, en la web del Hospital, se hizo una publicación sobre el Servicio de Anatomía Patológica. El posteo tiene fecha del 10 de julio y se titula: ¿Por qué la Anatomía Patológica tiene un rol central en la atención de pacientes?. Si bien “A” participó de la filmación, no aparece en la edición final. “Son terribles”, dice. Entre las tareas que figuran a título informativo, están las que realizaba la médica: “Diagnóstico de biopsias, punciones con diagnóstico citológico inmediato y autopsias perinatales, pediátricas y de adultos de causa médica desconocida (no médico-legales)”. “A” me manda la captura de pantalla y me subraya esas funciones. “Esas son las que hacía yo”, me dice.

¿Y ahora?, le pregunto. “No sé que voy a hacer ahora. Tengo otro trabajo pero no es lo que me apasiona como lo que yo hacía en el Hospital. Yo no trabajaba en el Posadas por el sueldo. Ayer (por este lunes) estaba llorando de la angustia, de decir ‘es lunes y no voy a ir al hospital a hacer las punciones de tiroides’”. A raíz de esta situación, “A” está con síntomas de estrés, depresión y ansiedad. “Yo me voy a reponer”, dice… pero ¿y los pacientes? ¿la gente joven? ¿la gente pobre que no tiene para pagar una obra social? ¿A dónde van a ir?”.

“Esta gestión me basureó y luego me echó del hospital en el que hacía 23 años trabajaba”

“C” tiene 46 años y desde que tiene recuerdos siempre quiso ser médica. Su hermana nació en el Hospital Posadas y allí murieron sus abuelos y tíos. Siendo estudiante de medicina en la UBA comenzó a trabajar en el hospital como parte de una pasantía. Tenía 17 años y su tarea era ordenar diapositivas. A los 21, ya en el tercer año de la carrera, ingresó oficialmente como estudiante de pregrado. Se recibió, fue médica de planta. Se especializó y hoy es Magíster en Gestión de Recursos Humanos. Hasta el 2017, dirigió la Maternidad Estela de Carlotto de Moreno, un hospital reconocido por promover el trato hacia mujeres y familias durante la gestación, el parto y postparto. “Siempre fui precarizada. En todos los momentos. Esta gestión me denigró, me basureó y luego me echó del hospital en el que hacía 23 años trabajaba. No evaluaron mi trabajo ni el de mi equipo, al que disolvieron completamente”. Todo “sin explicación”. Su función consistía en transformar las prácticas médicas, centralizar la atención en los pacientes y mejorar la calidad de la asistencia. “El Hospital no tenía nada de eso y yo fui quien de alguna manera lideró la primera intención de modernizar el modelo de asistencia”.

En medio de la charla ella rememora a su padre, un inventor de soluciones de mecanización productiva. “En el 2001 a él lo echaron también y la familia recuerda ese evento como un antes y un después”. Y la trayectoria familiar se mezcla con su presente. “Repito la historia de mi viejo y me quiero morir por eso. Hice todo lo que tenía que hacer para que así no fuese”. Un viernes a las 6 de la tarde, le llegó una notificación de mail. Estaba por salir a comer con su esposa y su hijo. “Miro el mail y le digo a mi compañera ‘me echaron del hospital’”. Dice que ya se veía venir esa situación ya que en los últimos dos meses había recibido mucho destrato. “Primero me llamaron a una dirección personas que hasta ese momento no tenían nombramiento, me anunciaron que iban a desarmar mi dirección y que me iban a mandar a la guardia a asistir a pacientes en servicio de emergencia. Allí asistí dos meses hasta el viernes 28 de junio en el que recibí a través del GDE una notificación oficial que decían que reconocían mi trabajo desde el 1 de abril hasta el 28 de junio, pero para evitar enriquecimiento ilícito del hospital me iban a abonar hasta ese momento. No decía nada sobre la desvinculación. El título decía ‘cese de prestación de servicio’”.

El Hospital Posadas es el más grande del país. Cuenta con 5.200 trabajadores y es referencia en materia sanitaria no sólo para la zona oeste del Gran Buenos Aires, sino también a nivel nacional. Recientemente, el Colegio de Médicos de la Provincia de Buenos Aires emitió un comunicado para repudiar y condenar los despidos. “El Hospital Nacional Alejandro Posadas es un prestigioso referente de la Salud Pública que no merece ser agraviado con epítetos injuriosos y denigrantes, como que se trata de una ‘cueva’”. A la vez, agregó que los profesionales trabajan para cuidar la salud de la comunidad.

Desde que iniciaron los despidos, las y los trabajadores están en estado de alerta. Este viernes, realizan una nueva jornada de protesta. Además, denuncian el recorte de recursos y el vaciamiento del centro de salud.

La pregunta por el ahora también viene. “Voy a salir adelante. Tengo con quién, con qué y el cómo. Pero quién me quita este dolor, esta vergüenza. Quien me devuelve mis vínculos, mis historias, los olores de todos los días”, finaliza “C”.

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