A un año de la muerte de Sergio Jasi, la investigación está estancada

Si bien los policías involucrados están separados de sus cargos, la causa quedó paralizada por la feria judicial y por la pandemia. Su familia renueva el pedido de justicia.

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A un año de la muerte de Sergio Jasi, el joven maestro mayor de obras de 30 años que falleció en circunstancias que se tratan de establecer en medio de un operativo policial en Tres de Febrero, el pedido de justicia de su esposa, Laura Romero, sigue en pie como desde el primer día. “Quiero ser positiva. He llorado mucho porque siento que la justicia no está del lado de la víctima y no actúa como deberían. La voy a pelear hasta las últimas circunstancias”, aseguró a No Ficción la viuda del muchacho.

Todo ocurrió el 26 de abril de 2019 en la localidad de Loma Hermosa, cuando Sergio tuvo un ataque psicótico e ingresó al patio de un vecino, quien se asustó y alertó a la policía. Según la familia de Jasi, los uniformados de la Comisaría 11 de Tres de Febrero lo habrían golpeado de tal forma que debió ser trasladado al Hospital Bocalandro, donde llegó sin vida. La versión policial, en tanto, asegura que el joven fue linchado por los propios vecinos.

La fiscal María Alejandra Burges citó a declarar a 7 policías de la fuerza local y provincial, entre los cuales se encuentra Rodrigo Canstatt, preso desde el 1 de julio último por haber asesinado a balazos, menos de un mes después, el 19 de mayo, a Diego Cagliero, un joven músico que iba en una combi junto a sus amigos cuando intentaron eludir un control policial. La Bonaerense y hasta el propio intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, intentaron imponer la versión que habían desbaratado a un grupo criminal. En el medio, las víctimas argumentaron que los agentes les plantaron un arma que no funcionaba para justificar el ataque. Todo se había iniciado cuando los jóvenes intentaron llevarse de un supermercado algunos alimentos sin pagar.

Volviendo al caso de Sergio, su entorno familiar duda del accionar de la fiscal. La abogada de la familia, Sabrina Tombión, explicó a este medio que “si bien los policías que prestaron declaración se encuentran sospechados de la comisión del delito que se investiga, Burges entiende que la muerte de Jasi podría haber sido por causas naturales, producto de los golpes que este se habría realizado a sí mismo momentos antes de su detención”.

Al respecto, Romero comentó: “Confío en la fiscal, pero creo que no está llegando a la verdad de lo que pasó. Buscaré la manera de seguir luchando por otra vía, en caso de que todo quede en la nada”.

De los policías citados por la fiscal, apenas se presentaron dos. Luego, llegó la feria judicial y más tarde, la crisis sanitaria por lo que el expediente quedó paralizado. “Los dos declararon con lujo de detalles lo que ocurrió aquel día, excepto cuando se les preguntó por los golpes recibidos por Jasi. Ahí, ellos no vieron, no estuvieron, no saben, evaden las respuestas con hechos que los excluyen del momento justo de la situación”, advirtió Tombión.

Para Jasi, la causa judicial suma irregularidades. “Desde el día 1 me costó mucho todo. La policía siguió siendo parte de la investigación, se perdió una muestra de sangre, pagamos un médico para que presencie la autopsia y ahora parece que eso no sirve, en la autopsia se declara una cosa y luego otra y así”, comentó Romero y recordó: “Fue todo raro desde el momento que una policía me llamó para decirme que me ofrecían pagar el sepelio”.

“Si bien no estamos como quisiéramos, los policías que trabajaron en el caso se encuentran separados de sus cargos, bajo investigación de Asuntos Internos, pero ello igualmente no significa al 100% que estén imputados por el delito de homicidio de Sergio Jasi”, advirtió Tombión, quien precisó que “el expediente aún se encuentra caratulado como ‘averiguaciones de causales de muerte’, y la citación a declarar detenta que es una simple sospecha la que la fiscal le estaría imputando”.

“Ninguno de los testigos en la causa lo vio golpeado. Son vecinos que hasta habían intercambiado palabras con Sergio. Ellos dicen que los ven entrar al pasillo de esa casa en buen estado y luego ya lo vieron como se lo llevaba la policía encapuchado. Después de mucho insistir, pude ver el cuerpo y tenía golpes arriba del ojo, en el pómulo, en la nariz, en la boca, los dientes rotos. No tenía armas, no había robado nada. No tenía antecedentes ni nada parecido. Por eso, lo único que pido es que se haga justicia”, concluyó Romero.

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