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La ingesta de un insecticida puede causar un lagrimeo, visión borrosa, sudoración, tos, vómitos, deposiciones y micción frecuentes. Puede disminuir la presión arterial y la frecuencia cardíaca, que puede pasar a ser errática y aparecer convulsiones. Provocan dificultad para respirar y los músculos se contraen y debilitan. En grandes cantidades, provocan la muerte. Todo eso quiso provocarle Toribio Condori Cabeza, de 44 años, a su esposa de 36, según entendió la policía a la hora de detenerlo.
En la noche del jueves, Toribio encerró a su esposa en el baño de su casa de Villa Celina, La Matanza. Del otro lado de la puerta, el hombre tenía en su poder un insecticida en tabletas, que se utiliza para proteger de las plagas el acopio de arroz, informó la agencia Télam.
La propia víctima, desde el baño, logró pedir auxilio a la policía con un llamado al 911. Cuando los oficiales de la Comisaría 7ma de Villa Celina arribaron al hogar de Donovan y Rivera, encontraron a la mujer en el baño y al hombre en el comedor, con el veneno en las manos.
El hombre fue trasladado a la dependencia policial de la zona, mientras que la mujer liberada tuvo que ser asistida en un centro de salud.
La causa se encuentra a cargo la UFI 4 de La Matanza Especializada en Violencia de Género, que imputó a Cabeza el delito de “tentativa de femicidio“, por el que será indagado en las próximas horas.
