A partir de la iniciativa llevada a delante por Red Solidaria en la sede del Club River Plate, varias instituciones decidieron replicar la actividad y, por ello, abrirán sus puertas para que personas que viven en la calle, puedan tener un lugar donde dormir durante las noches más frías del año.
La Universidad Nacional de La Matanza será una de ellas. Este viernes, desde las 21 horas, recibirá en sus instalaciones, que estarán preparadas con abrigo y algo caliente, a aquellos que se encuentren en situación de vulnerabilidad social y emergencia habitacional.
En ese marco, también se realizará una gran colecta de ropa de abrigo y frazadas. “Estamos llamando a colaborar con donaciones, voluntarios para el desarrollo de la actividad y para que recorran la zona y llamen a la gente que está en la calle a que se acercarse a la universidad esa noche”, señalaron desde el Centro de Estudiantes.
Aquellos que deseen participar de la jornada, que se extenderá hasta la mañana del sábado, deberán acercarse a la sede de la entidad educativa en la calle Florencio Varela 1903, en la localidad de San Justo.

Las cifras de la desidia
La ola polar que cayó sobre Buenos Aires no dio tregua. La temperatura descendió notablemente y el abandono estatal quedó tristemente en evidencia. Desde Red Solidaria precisaron que cinco personas, que se encontraban en situación de calle, murieron de hipotermia en lo que va del año.
La primera de las muertes se dio en San Nicolás, provincia de Buenos Aires, y fue la de un hombre que dormía en la entrada de un hospital. El segundo caso se dio en Jujuy: un chico que fue hallado sin vida dentro de una camioneta abandonada. Con la misma suerte corrió otro hombre en Venado Tuerto, que se refugió en el baño de una estación de servicio.
Las otras dos muertes se produjeron en Mar del Plata y en Capital Federal, a pocas cuadras de la Casa Rosada. En este último caso, la víctima fue Sergio Zacarías, de 52 años. No se trata de una novedad, según los registros de la entidad dirigida por Juan Carr en 2016 murieron 14 personas, en 2017 fueron 5 y en 2018, 13. Todas con un mismo sello, el de la desidia.