Así lo determinó el gobernador Axel Kicillof, luego de consultar a los intendentes del Gran Buenos Aires, consientes de que una medida de ese tipo no iba a poder ser controlada en sus centros urbanos y, sin dudas, aceleraría la propagación del virus.
“No obstante, se seguirá analizando la evolución de la tasa de contagios y, de ser ésta favorable, se evaluarán las diferentes alternativas que podrían permitir la habilitación de algún tipo de salidas de esparcimiento con modalidades restringidas”, indicaron en un comunicado.
Los jefes comunales, incluidos los de la región oeste, consideraron que no es viable habilitar la hora de esparcimiento en esos lugares: No confían en el autocontrol de los ciudadanos y temen que con la necesidad de salir después de un mes de cuarentena las calles puedan llenarse.