La salud en la Argentina se caracteriza por el déficit y el desamparo. Hospitales colapsados, sin recursos, y profesionales y trabajadores precarizados forman parte de un cóctel que propone un estado de emergencia latente. Ante este contexto, la gestión macrista aportó un Ministerio de Salud nacional debilitado, distinguido por recortes y renuncias.
“Hay una falta absoluta de dirección respecto de la política sanitaria”, advirtió Rubén Torres, ex director de la Superintendencia de Servicios de Salud de la Nación. A lo que se le suma una falta absoluta de continuidad: Salud fue la cartera que en este primer año y medio fue noticia por los recortes y las nueve renuncias en puestos claves, la última por parte de Carlos Regazzoni, quien estaba frente al PAMI.
“El Gobierno le ha dado poca trascendencia a la salud en su agenda. El eje del discurso del ministro de Salud (Jorge Lemus) es la Cobertura Universal de Salud (CUS), en la cual no queda muy claro cuáles son las expectativas”, expresó Torres, que además de ser médico sanitarista es rector de la Universidad Isalud. “El problema de Argentina no es de cobertura sino de inequidad en esa cobertura”, explicó.
En junio pasado el Ministerio de Salud anunció quizás una de las medidas más polémicas en su política sanitaria: el plan CUS sería utilizado para reemplazar al Programa Remediar, que distribuía remedios gratuitos en el país. Desde ese entonces el Gobierno acumuló denuncias por faltantes de medicamentos. Pero no sólo eso, también contribuyó a ampliar la inequidad.
Uno de los que conoce de la problemática es Claudio Capuano, Máster en Bioética y Derecho por la Universidad de Barcelona y docente de la Facultad de Medicina de la UBA. Capuano describió la gestión macrista en tres aspectos: “Primero, la salud se considera como un negocio. Segundo, es un negocio donde los profesionales del área de salud son llevados al hospital privado, que si bien antes pasaba, ahora se ha profundizado. Y por último, uno ve que hay un deterioro social enorme de la población que necesita la asistencia del hospital público”.
El fin de Remediar abrió otro debate en el ámbito de la salud: el de la producción nacional de medicamentos que durante el gobierno kirchnerista se impulsó pero que no llegó a consolidarse. Hoy el macrismo ha decidido dejar de lado ese proyecto, y el fin de Remediar es una de las consecuencias.
“El Gobierno no concibe al medicamento como un Bien Social sino como una mera mercancía”
Capuano opinó que el fin del programa se dio porque el Gobierno no concibe al medicamento como un Bien Social sino como una mera mercancía. “En función de esto se han desarmado los programas de producción, los programas de formación y los programas de abastecimientos a poblaciones vulnerables”, argumentó el docente de la UBA. Por su parte, el rector de Isalud aseguró que “los botiquines y los medicamentos disminuyeron”, y lamentó la decisión ya que Remediar era“un programa que trabajaba en función de la equidad en la medida en que disminuía el gasto de bolsillo de los más pobres”.
Si bien ambos especialistas manifestaron su preocupación por la política sanitaria macrista, también reconocieron que hay una deuda de la democracia en materia de salud. Además, Torres expresó que no ve “en la agenda del resto de los sectores políticos a la salud como un tema central”. Capuano prefirió recurrir a la reflexión: “Esto ya se hizo en los 90s, entonces uno podría decir…¿por qué no se avanzó en desarmar todo esto para que no le quede a un gobierno de este tinte la cuestión tan servida sobre la mesa?”.
“EL PAMI ACTUAL ES UN ÓRGANO INVIABLE”
Torres hace tiempo que sostiene que la sociedad se debe una discusión sobre el PAMI. A raíz del alejamiento de Regazzoni, el rector de Isalud manifestó que más allá de quien sea su gestor, “el PAMI con la estructura y su matriz actual es un órgano absolutamente inviable”. Torres considera que “se necesita una decisión política de Gobierno y un Ministerio de Salud fuerte, que ejerza el papel de rectoría sobre todo el sistema de salud”.
Fuente: Nene de Antes/FM La Tribu