“Cristina es la conducción / Vamos a ver si lo entienden / Somos soldados de Perón / Y la Patria no se vende / Yo siempre te voy a seguir / No me importa lo que digan / Y si querés otra canción / Vení, te presto la mía”.
El nuevo canto de La Cámpora terminó de evidenciar la fuerte interna que hay entre Máximo Kirchner, presidente del PJ bonaerense, y Axel Kicillof, gobernador de la Provincia. Tras las rimas, y la chicana a dirigentes “con importantes cargos que creen ser víctimas”, vino una foto.
La imagen, descontracturada, mostró la fractura de cara al armado bonaerense para las elecciones legislativas del 2025. Si se recorta la Zona Oeste, en la foto de Máximo aparecen intendentes como Mariel Fernández (Moreno), Gustavo Menéndez (Merlo) y Damián Selci (Hurlingham), a los que se les suma el líder político de Morón y Nuevo Encuentro, Martín Sabbatella.
A diferencia de la primera mitad de año, quienes se encolumnaban detrás de La Cámpora decidieron sacar todos los trapitos al sol como estrategia para zanjar las diferencias. Es una manera, aunque en medio de la crisis de hambre, no se puede saber si es la correcta.
“Nosotros queremos que Axel sea el próximo presidente de la Argentina, en eso estamos de acuerdo, y eso es lo primero que aclaramos”, le dijo a No Ficción un importante dirigente del sabbatellismo que sigue la interna desde Morón. “Pero nos encontramos con un problema a la hora de debatir el armado de las futuras listas, de los cargos, como si quienes estamos con Máximo o Cristina (Kirchner) pusiéramos nombres sin discutirlo, y lo que nosotros decimos es: ¿quién asegura un armado que respete las bases de un proyecto nacional y popular?”, se pregunta la fuente consultada.
Para La Cámpora, y las organizaciones que la acompañan, como Nuevo Encuentro, están en sus filas los candidatos que aseguran que no se repita una experiencia como la de 2019. Pero además, remarcan que el “armar de nuevo” lanzado en La Plata es con las dos veces presidenta como principal referenta, y le reprochan a Kicillof que no envía señales claras de estar en esa sintonía.
“Y para nosotros lo que dice Máximo, por decantación, lo está diciendo Cristina (Kirchner)”, aseguró el dirigente moronense. Lo llamativo del caso es el rol del intendente del distrito, Lucas Ghi, otro de los referentes de Nuevo Encuentro. Por el momento, cumple un rol institucional en medio de la interna: tiene un diálogo fluido con Kicillof, destacan el buen trabajo conjunto con la Gobernación e incluso estuvo en el plenario de Axel a mediados de septiembre en Santa Clara del Mar.
Para sumar más datos llamativos de la interna por momentos incomprensible, el propio Martín Sabbatella fue designado por Kicillof como presidente del Comité de Cuenca del Río Reconquista (COMIREC). Del otro lado del charco, la situación también impacta: desde el Municipio de Moreno le dijeron a este medio que, a pesar de la foto con Máximo en La Plata, la intendenta Mariel Fernández “trata de unificar y tiene buen vínculo con ambos”. Lo que se dice equilibrio.
“Axel suele venir a Moreno por temas de gestión; Máximo vino hace 15 días por una actividad cultural del Instituto Patria que se hizo acá; y Mariel también estuvo en México con Cristina”, insistió la fuente que acompaña en el día a día a la intendenta Fernández, que además es una de las referentas del Movimiento Evita y nexo de la organización social que venía enemistada con La Cámpora.
Esta jugada lleva a la otra parte del mapa, donde la disputa puede dejar daños severos: La Matanza. Como se sabe, hace años el Movimiento Evita, a través de Patricia “La Colo” Cubría (pareja de Emilio Pérsico) intenta arrebatarle la intendencia a Fernando Espinoza. El nuevo acuerdo con La Cámpora es visto desde el Municipio como una amenaza clara, y por eso decidieron encolumnarse detrás de Kicillof.
Muchos se preguntaron por qué Kicillof decidió fotografiarse con Espinoza días después de que se lo procesara por presunto abuso sexual, en una causa cada vez más floja de papeles. La respuesta estaba acá: Fernando es en el conurbano oeste el principal aliado de Axel, y el Gobernador le dio una muestra de compromiso al poner en juego su imagen al lado de la de un hombre denunciado por una ex secretaria.
En La Cámpora, ágiles para el debate, chicanean al Gobernador y preguntan si ese jefe comunal representa “una nueva canción”.
Con Morón, Merlo, Hurlingham y Moreno enviando señales a Máximo Kirchner, Kicillof tiene que irse hasta el noroeste para encontrar otro aliado como Espinoza: en San Martín está el intendente Fernando Moreira, del riñón del ministro de Obras Públicas bonaerense, Gabriel Katopodis. Allí también está la interna con el Movimiento Evita, envalentonado por la alianza con La Cámpora, que insiste con el nombre del ex diputado y ex candidato a intendente, Leonardo Grosso.
Para el kicillofismo “Máximo parece olvidarse que cuando impusieron sus nombres, uno fue el de (Martín) Insaurralde para jefe de Gabinete, y Kicillof no quiere saber más nada con una experiencia similar que puso en duda la Gobernación” lanzó una dirigenta formada en San Martín y hoy militante de la candidatura de Axel para 2027. Habla del caso del «Yategate» con la supuesta modelo Sofía Clerici.
Para el espanto de Kicillof, tal como trascendió, Máximo quería que Insaurralde pase de jefe de Gabinete a Vicegobernador, cargo que ocupa Verónica Magario, ex intendenta de La Matanza. Axel resistió y selló un acuerdo con la conducción política del municipio más grande de la Provincia. Luego, en Marbella se terminó de hundir el resto.
Mientras La Cámpora decidió jugar la interna a la luz del día, sin temores al debate político público, desde la Gobernación prefieren no confrontar y seguir la agenda de la gestión. En eso, el conurbano mueve sus fichas, con principal particularidad en la Zona Oeste, donde La Matanza parece ser el único refugio político que tiene hoy Kicillof.