Isidro Casanova | El asesino de María Dolores Juncos recuperó la libertad y vive en la casa donde la mató: escrache e indignación

El hombre de 78 años iba a ser enjuiciado por femicidio pero lo declararon inimputable.

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Ramos Hermes Acuña, el hombre que mató a María Dolores Juncos, recuperó la libertad y volvió a vivir en la casa de Isidro Casanova donde la asesinó de once puñaladas en 2020. La noticia se conoció luego de que esta semana el señor de 78 años fuera declarado inimputable por peritos de la Suprema Corte de Justicia (SCJ) bonaerense y luego sobreseído por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 1 de La Matanza, integrado por los jueces Alfredo Drocchi, Matías Rouco y Andrea Schiebeler.

El caso, que generó indignación en los familiares, ahora sumó un nuevo capítulo con un escrache en la vivienda de Fournier al 1000. “Esta es la casa donde mató a mi hermana, y él está viviendo acá. Nosotros pedimos justicia. Queremos cárcel o que lo internen en un neuropsiquiátrico, porque es un peligro para la sociedad”, expresó a este medio Virginia Juncos, hermana de la víctima.

“La actividad se planificó porque al asesino de mi hermana lo declararon inimputable e iba a haber un debate para ver si quedaba en un neuropsiquiátrico, que es lo que pidieron los peritos. La cuestión es que nos llegó un mensaje de que estaba en su casa y cuando llamamos a la Fiscalía (de Homicidios) nos dijeron que sí, que estaba en su casa y le habían dado la libertad“, continuó explicando Virginia.

Con carteles que decían “cuidado, femicida libre en el barrio” y “justicia por María Dolores Juncos”, su familia junto con la organización Atravesados por el Femicidio y Matanza Duele se presentaron en la vivienda de Acuña para visibilizar la indignación.

“Él está libre porque se hizo pasar por loco. Está en su casa tranquilo mientras que mi hermana ya no está”, concluyó Virginia.

El femicidio de María Dolores Juncos

El 15 de septiembre de 2020, en horas de la mañana, una empleada de limpieza que trabajaba en la vivienda de Acuña escuchó gritos y, poco después, encontraron a la María Dolores sin vida. Acuña le había propinado once puñaladas mortales y se había tendido al costado del cadáver, también con heridas de arma blanca.

Juncos vivía en Ingeniero Budge con sus tres hijas de 15, 10 y 8 años. Ella había comenzado la relación con Acuña sin importarle que era 43 años mayor que ella. Él era viudo desde enero y en todo ese tiempo de relación, Acuña la amenazaba. Ella se quería separar y se lo había dicho en varias oportunidades, pero él la hostigaba. Por esa razón, creen, esa mañana fue a la casa de Acuña para terminar de una vez por todas con él.

Tras el arribo de efectivos policiales, Acuña fue trasladado al hospital Paroissien, donde quedó internado tras ser intervenido quirúrgicamente. Tras recuperarse, fue procesado con prisión preventiva por el delito de “Homicidio calificado por el vínculo y por mediar violencia de género”. Sin embargo, los jueces dejaron sin efecto el juicio, que estaba previsto para el 30 de marzo próximo.

Acuña fue sobreseído “por resultar inimputable en la comisión del delito de homicidio agravado por el vínculo de pareja existente con la víctima y por haberse perpetrado contra una mujer por un hombre, mediando violencia de género”. Para los peritos  “no obró por voluntad ni libertad de conciencia”, sino que estuvo “condicionado por síndrome delirante celotípico montado en personalidad premórbida de tipo narcisista”.

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