Golpes, piedras, cuchillos, amenazas y usurpación: una familia de Merlo perdió todo en una disputa menor con vecinos

Ocurrió en Barrio Nuevo, de Libertad. "Me arruinaron la vida", aseguró la víctima.

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El conflicto comenzó por un celular. Poco importa a esta altura. El altercado escaló de manera tal que derivó en una familia completamente destrozada, con grandes pérdidas materiales y graves daños en salud física y emocional.

Todo comenzó hace dos semanas, en Barrio Nuevo, localidad de Libertad, partido de Merlo. Cristian Hernández acusó a uno de los hijos de Esther Devesa de querer robarle el celular. Lo increpó, lo golpeó y lo amenazó con un arma blanca. “Somos gente de trabajo, nadie quiso robarle nada”, desmintió Esther, de 45 años, en diálogo con No Ficción.

Momentos más tarde arribó al hogar su marido, Néstor Miranda, de 48 años. Según el relato de la mujer, Hernández lo atacó. “Lo quiso prender fuego. Le tiró nafta a la camioneta, a mi marido y a mi hijo”, contó.

Al día siguiente, continuó el hostigamiento. “Empezaron a tirar piedras, a amenazar con cuchillos, a insultar”, expresó Esther, quien se encontraba en esos momentos dentro de la vivienda situada en Bellini al 2000, junto a sus hijos de 26 y 10 años y sus hijas de 19 y 17.

Pasó el fin de semana y llegó de nuevo el jueves. “Se pelea Hernández con mi marido otra vez, se agarran a piñas y Hernández le clava un cuchillo en el pecho. Cuando mi marido se fue a atender al médico, volvió Hernández y rompió todos los vidrios de mi casa”.

Todos estos episodios tuvieron lugar ante una llamativa pasividad de la policía. “Vino el patrullero un par de veces, pero no hicieron nada”, aseguró Esther.

El viernes 24 de septiembre la escalada de violencia llegó a su punto más alto. Un tío de los chicos se acercó al lugar a buscar al menor de 10 años. “Él no es como nosotros. La familia del padre de mis hijos no es de buen vivir. Y el tío vino a rescatar al nene con un arma. No les apuntó a ellos, pero tiró al piso”, relató la mujer.

El tío consiguió el objetivo de sacar al menor de la odisea, pero su accionar fue como echar nafta al fuego. “Mi marido se fue a tomar el colectivo y lo persiguieron cinco personas. En la esquina, lo muelen a palos. Entraron a mi casa. Eran como 20. Nos decían que nos iban a cortar la cabeza, nos mostraban los cuchillos por abajo del portón”, continuó Esther.

La mujer salió de la casa y otra vecina, sindicada como Romina Rojas –cuñada de Hernández– la atacó con un cuchillo. Otros apuntados en la denuncia son Joel Rojas, Macarena Fernández, Ludmila Fernández y Guillermo Fernández. “Pasó el patrullero, le dije que me levante porque me iban a matar, pero me dijeron que no podían porque les iban a romper el patrullero. Yo sentía que me iban a matar. Después, pasó otro patrullero y no les quedó otra que levantarme”.

En la comisaría, a Néstor le tomaron declaración con un el cráneo hundido. Hoy, se encuentra fuera de peligro, a la espera de una placa de platino que reemplace al hueso destrozado por los golpes.

Esther y los chicos se encuentran en la casa de un familiar. “Me arruinaron la vida. Me vaciaron la casa, se llevaron todas las cosas y la prendieron fuego. Todo el esfuerzo de años de trabajo tirados por borda”.

De tanto en tanto, llegan amenazas a los celulares de los hijos de Esther como las que se pueden ver en las capturas aportadas por la familia.

La denuncia se encuentra radicada en la UFI 2 de Morón, a cargo del fiscal Fernando Capello. Por el momento, no hay detenidos ni imputados.

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