El Ministerio de Capital Humano dijo que hubo un incremento del 71 por ciento en los salarios docentes. Desde las universidades públicas desmintieron esta cifra y advirtieron que las categorías docentes están muy por debajo de la línea de pobreza. Pero, además, la falta de presupuesto ya afectó el funcionamiento habitual de las universidades públicas del conurbano: se cerraron carreras, se suspendieron los cursos de ingresos, las obras están paralizadas y estudiantes abandonan porque no llegan a pagar el boleto. La semana que viene habrá paro de 96 horas y no comienza el segundo cuatrimestre.
“Los reclamos universitarios no fueron solucionados. Esto lo tiene que saber el conjunto de la sociedad”, afirmó Mario Sequeira, Secretario gremial de la Federación de Docentes de las Universidades (FEDUN) e integrante de la Asociación de Docentes de la UNLaM. “El sistema universitario está afectado desde febrero de este año ante la falta de actualización del presupuesto. Después de la movilización masiva de abril, seguimos sin respuesta”, agregó.
Actualmente, las universidades públicas atraviesan tres problemas concretos: el vinculado a los salarios docentes y no docentes, el que corresponde al funcionamiento cotidiano de la universidad, y la continuidad de líneas de financiamiento en ciencia, tecnología, infraestructura y equipamiento.
En cuanto al primero, la comunidad universitaria salió esta semana a rebatir el anuncio del Ministerio de Capital Humano sobre un incremento salarial del 71 por ciento. “Desde que asumió esta gestión, este gobierno manifiesta una crueldad, una política de ajuste y ausencia del Estado. Estamos ante una crisis salarial que es la más grande de la historia universitaria”, aseguró Sequeira y agregó que en ese 71 por ciento no contempla la escalada inflacionaria del 125 por ciento entre diciembre y junio. Como consecuencia, en la UNLAM hay carreras que se están quedando sin docentes. “En Enfermería donde hay docentes con dedicación simple donde ya no les conviene venir y los no docentes están pidiendo adelanto de sueldos para poder viajar y cumplir con su trabajo”.
Germán Pinazo, Vicerrector de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) consideró por su parte que el anuncio del 71% es una “tomadura de pelo”. “Se olvidan de decir que cuando ellos asumieron no te dieron nada y la inflación fue del 25 por ciento en diciembre por la devaluación del dólar. Olvidarse de ese pequeño detalle para hacer el cálculo del salario o es una provocación o es de alguien con limitaciones lógicas muy fuertes”.
Para tener referencia, 14 de las 16 categorías docentes están por debajo de la línea de pobreza. Actualmente un ayudante de 2da. percibe 112 mil pesos. En la categoría más alta, un titular con dedicación exclusiva tiene un sueldo bruto de 1.000.067. Es decir, un docente ayudante que sólo da clases necesitaría estar frente al curso entre 40 y 50 horas semanales para alcanzar la canasta básica de alimentos.
“La situación salarial es muy compleja”, describió por su parte Graciela Schuster, titular de la materia Historia del Arte Moderno y Contemporáneo de la Universidad Nacional de Moreno (UNM). “Los docentes más perjudicados son los simples. Terminan llenándose de tareas para poder sobrevivir”.
¿Cómo afecta la falta de presupuesto a las universidades?
Otro de las demandas de las universidades está vinculada a su funcionamiento cotidiano. Esto tiene que ver con la falta de actualización presupuestaria. El presupuesto de 2023 se prorrogó al 2024 pero, además, el Ejecutivo decidió no actualizar las cuotas de partidas de gastos de funcionamiento. Es decir, que en febrero de este año las universidades tenían una cuota que estaba al 25 por ciento en relación al mismo periodo del año anterior. “No nos alcanzaba para pagar la luz, no nos alcanzaba para pagar los alimentos del jardín maternal y la escuela secundaria. No nos alcanzaba para pagar la seguridad, los insumos de laboratorio, para arreglar una computadora. Si se rompía un caño, no lo podíamos arreglar. Era una situación inédita”, detalló Pinazo.
Si bien tras la histórica marcha universitaria de abril, hubo una recomposición de recursos del 200 por ciento, fue en relación a enero 2023. “Estamos en una situación similar a la que estábamos el año pasado en términos de gastos de funcionamiento pero habiéndonos comido todo el costo financiero de los primeros meses”, agregó el Vicerrector de la UNGS.
Ante esta situación, Graciela Schuster explicó que la propia universidad hace ajustes hacia adentro. “En realidad la UNM tenía un plan de crecimiento vinculado con el secundario, la técnica, con las carreras que se habían abierto el año pasado. Lo que pasó es que ese proyecto se vino a pique”. Para dar un ejemplo, en este segundo cuatrimestre no abre el Curso de Orientación y Preparación Universitaria, una instancia para acompañar a quienes ingresan al nivel superior y la carrera de Abogacía que comenzó el año pasado intenta llegar al segundo.
“La gran pelea es que no les interesan las universidades públicas gratuitas y están intentando asfixiarnos. Quieren que recurramos al arancelamiento y eso no va a suceder”, afirmó Schuster.
Desfinanciar a las universidades
Las universidades públicas del conurbano denuncian además la paralización de las líneas de financiamiento vinculadas a ciencia y tecnologías, infraestructura y financiamiento. Para dar otro ejemplo, en la Universidad de General de Sarmiento se encuentra frenada la construcción de un laboratorio de 1.400 metros cuadrados. La obra está al 95 por ciento. Pinazo contó que “el Gobierno no ejecuta la plata que necesitamos para abrir el laboratorio. Tenemos los equipos, no los podemos instalar y estamos pagando el seguro. Es una irracionalidad económica lo que está pasando con las líneas de financiamiento”. A la vez, denunció que el financiamiento en ciencia y tecnología sufrió un recorte del 90 por ciento en relación al año anterior.
El ajuste económico del gobierno nacional también impacta en el día a día de quienes asisten a estas universidades. Schuster dice que “la situación es complicadísima” y cuenta que en el bar de la universidad, una agrupación de izquierda puso una caja para juntar alimentos no perecederos para estudiantes que no tienen un plato de comida. “Está pasando que les cuesta llegar con el pasaje. Es muy común que para llegar a la universidad tengan que tomar dos colectivos de ida y dos de vuelta. Les cuesta mantener la atención. Están los que no pueden venir a cursar porque se consiguen algún trabajito y te dicen ‘puedo venir el lunes pero no el viernes’. Eso también afecta a la calidad educativa. Termina siendo algo superficial formarse cuando no hay para comer”.
Schuster afirmó además que “las universidades no cierran porque no está en nuestro horizonte de posibilidades. Las universidades cerraron en nuestro país en la dictadura. No es viable pensar en un Estado democrático que las universidades tengan que cerrarse a sí mismas”.
Los días 12, 13 y 14 de agosto las y los docentes de todas las universidades del país van al paro. El plan de acción continuará con otro paro de 48 horas el 20 y 21 de este mes.