Luego de que la Sala Tercera del Tribunal de Casación bonaerense ratificara la condena a perpetua para los cinco policías involucrados en el crimen de Gastón Duffau, la presentación de un “Per Saltum” por parte de la defensa, vuelve a poner en foco una causa que ya lleva once años en movimiento.
Se trata de un recurso para llevar el caso directamente al máximo tribunal, salteando una segunda instancia. La herramienta judicial fue utilizada por el abogado Rubén Fernández, quien representa a Natalio Hernán De Nardis y Luis Alberto Acuña, dos de los efectivos sentenciados.
“La idea es que la Corte Suprema se avoque a los fallos dictados por Casación, revea la sentencia condenatoria y la anulen. Se pide la nulidad de todo teniendo en cuenta la presunción de inocencia porque tuvieron dos sentencias absolutorias”, explicó Fernández a No Ficción.
Según argumentó, los únicos que pueden valorar las pruebas son los jueces de grado que, en este caso, serían los que integran el Tribunal Oral Nº 5 y Nº 4 de La Matanza, los dos que en 2009 y 2013, respectivamente, dictaron la absolución de los acusados. “Si dos tribunales llegan al mismo resultado es porque no había elementos para acreditar responsabilidad penal alguna”, aseguró.
En ese sentido, criticó los dos fallos de Casación que anularon las sentencias previas y firmaron condena a perpetua, al sostener que no tienen las facultades para tomar esa decisión: “Lo que tiene que revisar el Tribunal de Casación es la lógica de cómo se llega a un pronunciamiento. Y esa lógica debe respetar las reglas del debido proceso. Por eso creemos que cometen una gravedad institucional”.
Actualmente, cuatro de los cinco condenados todavía están en libertad. Mientras la familia de Duffau celebra el último fallo y espera detenciones, para la defensa la causa no está cerrada. “No son pocos los elementos que ameritan la urgente intervención del más alto tribunal, prolongar la agonía no es salvar la vida; todos los derechos avasallados de los representados al amparo de oscuros intereses, merecen el respeto y la protección de la Justicia”, concluye el Per Saltum.
El hecho
Gastón tenía 34 años cuando lo detuvieron el 23 de febrero de 2008, por una supuesta pelea dentro de una casa de comidas en Ramos Mejía. El personal de seguridad llamó al 911 y efectivos de la comisaría de esa localidad se presentaron en el lugar.
Lo subieron a una camioneta policial y un par de horas después, su cuerpo apareció boca abajo en la caja del mismo vehículo. Estaba semidesnudo, con los pies atados y un doble juego de esposas en sus manos. Llegó al Hospital de Haedo sin vida.