Gustavo Romero, de 25 años, murió el pasado jueves 18 de enero tras agonizar casi un mes en el hospital. El muchacho había sido baleado en la tarde del 25 de diciembre, presuntamente a manos de unos vecinos de su familia, en circunstancias que se están tratando de establecer.
No Ficción pudo saber que el caso está en manos del fiscal Matías Folino de la Fiscalía de Homicidios de La Matanza, quien tiene en la mira a Alan Ruiz y a su padre Sebastián Ruiz. Se cree que ambos estuvieron en la escena del crimen, aunque con diferentes roles.
El caso
Según se pudo reconstruir, todo ocurrió cuando Romero, padre de un bebé de 2 años, había ido a la casa de su abuela para pasar el día de Navidad. En un momento, salió de allí y de acuerdo a fuentes judiciales y policiales, fue interceptado por Alan Ruiz, quien, sin intercambiar palabras, le disparó varias veces a corta distancia.
Uno de los impactos fue en el brazo de la víctima, llegando hasta su pulmón. Tras el ataque, el agresor se dio a la fuga y se refugió en su vivienda, aproximadamente a una cuadra del lugar del hecho, siempre según la versión de los voceros y de la propia familia de la víctima.
Posteriormente, el atacante habría llamado a su padre, identificado como Sebastián Ruiz, quien acudió al rescate con su moto y se lo llevó. Para asegurar el escape, los sospechosos dispararon en dirección a la familia de Romero que se encontraba en la escena del crimen, donde había también varios menores que afortunadamente resultaron ilesos.
Alan Ruiz es considerado el principal sospechoso del crimen, y se cree que su familia podría estar encubriéndolo. Los investigadores están llevando adelante las investigaciones pertinentes para esclarecer los detalles del incidente y determinar la responsabilidad de los involucrados. Los investigadores puntualizaron que entre la víctima y el presunto victimario había problemas de vieja data.
