Sergio Massa ya empezó a planificar sus próximos cuatro años. Desde la presidencia de la Cámara de Diputados intentará reconstruir el armado que había fundado en 2013. Luego de seis años, el Frente Renovador se desinfló y ahora buscará resurgir con la mira puesta en la provincia de Buenos Aires.
Luego de la victoria de Axel Kicillof, la provincia comenzará a rearmarse como un rompecabezas y Massa ya apuesta a ser el principal articulador con el objetivo puesto en sacarle provecho a la ley que limita la doble reelección de los intendentes.
Desde el año próximo, el massismo empezará a apuntalar a distintos referentes para disputar los municipios en los cuales el intendente no puede presentarse. Así, pretenden ganar entre 30 y 40 municipios en 2023. Competirán con dirigentes kirchneristas y de Cambiemos. Además, apuesta a seducir a algunos de los jefes comunales macristas que impulsaron el corte de boleta para poder retener el poder comunal.
Massa imagina que los próximos dos años será muy necesario para el gobierno que encabeza Alberto Fernández. Las bancas del oficialismo más algunos aliados no llegarían a conseguir quorum propio. Los entretelones de las negociaciones lo tendrán como principal protagonista. Además, quiere consolidar y afianzar su vínculo con Fernández. Es que el presidente electo no tiene en Diputados, y menos aún en el Senado, un dirigente de su confianza para articular los requerimientos de la Casa Rosada.
Massa es audaz. Aunque el contexto lo limite a planificar a largo plazo, sabe que tiene un objetivo. Será en cuatro o en ocho años. Pero allá va, Massa está en la suya.