Aldo Bonzi: Usan microalgas para descontaminar aguas cloacales

En La Matanza, se ha iniciado la operación de la primera planta piloto a nivel nacional que emplea microalgas para la purificación del agua y la generación simultánea de fertilizantes.

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La Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) y Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) han establecido la primera planta piloto en Argentina que incorpora microalgas en el tratamiento de aguas cloacales.

Las microalgas son organismos diminutos responsables del color verde en ambientes acuáticos como piscinas, lagos y ríos. Están presentes donde hay cuerpos de agua y realizan la fotosíntesis para extraer nutrientes y materia orgánica del agua residual. Esta planta piloto utiliza reactores en forma de grandes piscinas de 40 metros cuadrados cada una. El agua pasa por una etapa de tratamiento primario antes de llegar a los reactores, donde las microalgas realizan el tratamiento biológico. La planta está automatizada para controlar parámetros operativos y se monitorea en tiempo real. A pesar del tamaño de los reactores, las aguas son poco profundas para permitir que la luz solar alcance las microalgas y facilitar la fotosíntesis. Un sistema de agitación distribuye las algas de manera uniforme.

Ubicada en la Planta Depuradora Sudoeste de AySA en Aldo Bonzi, La Matanza, la planta trata las aguas residuales cloacales urbanas de la región. Puede descontaminar hasta 36 mil litros de agua por día, reducir en un 90% la materia orgánica, eliminar el 95% del nitrógeno y el 50% del fósforo, además de otros contaminantes. La planta produce alrededor de 760 gramos de biomasa microalgal al día.

El proyecto también explora la posibilidad de aprovechar la biomasa algal cultivada en los reactores de la planta. A partir de los efluentes cloacales tratados, se generan beneficios económicos y ambientales. El proyecto es parte de una investigación en curso que ha estado en desarrollo durante aproximadamente 10 años, con el propósito de llevar la tecnología de tratamiento de microalgas a una escala industrial. Esta técnica podría tener un impacto significativo a nivel nacional, especialmente en áreas sin sistemas de tratamiento.

Las microalgas también se utilizan en suplementos nutricionales y alimento para peces. Agustín Rearte y su equipo han estado investigando estas propiedades y usos desde 2009. La implementación de esta planta piloto representa una ampliación de sus investigaciones anteriores. Después de evaluar más de 30 cepas, se han seleccionado las más adecuadas para trabajar en dos líneas de investigación: consorcios naturales y control de procesos con cepas específicas para una producción más eficiente.

El proyecto recibió apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCYT) a través de la convocatoria “Ciencia y Tecnología contra el Hambre”. También contó con la colaboración de la empresa de inteligencia artificial TDK, la Fundación Bunge y Born, UBATEC y la Universidad de Almería (España), entre otros colaboradores.

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