A partir del pasado sábado entró en vigencia un nuevo diagrama del ramal del Tren Haedo–Temperley de la línea Roca, con la incorporación de dos servicios adicionales por sentido y la ampliación del horario de funcionamiento. A pesar de estas mejoras, la oferta de trenes aún está lejos de los niveles históricos y los tiempos de viaje siguen siendo altos. Hay inversiones en infraestructura pendientes para potenciar el ramal.
Desde el sábado 20, Trenes Argentinos Operaciones (SOFSE) anunció la incorporación de dos servicios adicionales por sentido en días hábiles y una ampliación del horario de operación.
El diagrama anterior, en vigor desde marzo de 2021, ofrecía únicamente siete servicios diarios por sentido, con los primeros trenes partiendo desde Temperley a las 6:45 y desde Haedo a las 8:20, y los últimos trenes de la tarde saliendo a las 16:30 desde Temperley y a las 18:05 desde Haedo.
En contraste, el nuevo esquema cuenta con nueve servicios diarios por sentido en días hábiles, agregando frecuencias en las primeras horas de la mañana y en las últimas horas de la tarde. El primer tren desde Temperley parte a las 5:15 y el primero desde Haedo a las 6:50. Por la tarde, el último tren desde Temperley saldrá a las 18:20, mientras que el último desde Haedo lo hará a las 20 horas. Los fines de semana se mantendrán las siete frecuencias por sentido.
A pesar de esta mejora, la oferta de servicios sigue estando muy por debajo de lo que históricamente se brindaba en el ramal. En 2011, por ejemplo, se ofrecían 17 servicios diarios por sentido, casi el doble de los actuales.
Incluso antes de la suspensión del servicio en 2019, debido a obras y mejoras, se contaba con 10 frecuencias diarias por sentido. Además, los tiempos de viaje no han experimentado mejoras significativas, ya que el trayecto entre cabeceras sigue durando aproximadamente 1 hora y 20 minutos, en comparación con los 49 minutos que se tardaba en 2011 para realizar el mismo recorrido.
Para lograr una mejora sustancial, es fundamental llevar a cabo obras de infraestructura pendientes, como la renovación de vías y estaciones, que originalmente estaba prevista para 2019 pero fue aplazada sin fecha definida.
También se requiere la implementación de cerramientos para evitar intrusiones en zonas críticas del ramal, entre el apeadero Juan XXIII y el cruce con el río Matanza–Riachuelo. Sin embargo, inversiones a mediano plazo, como la electrificación de la traza, no están siendo discutidas en la actualidad.
