22 días hábiles tuvo este agosto. 14 de esos en el Colegio Elmina Paz de Gallo de Haedo recibieron amenazas de bomba y debieron interrumpir las clases tanto de inicial, primaria como de secundaria. Los chicos rindiendo por plataformas web o de forma oral en la calle fue la postal en épocas de cierres de trimestre.
Ahora la comunidad educativa perteneciente a la institución privada, ubicada en Av. Rosales 2312, prepara un abrazo simbólico para el viernes 31 de agosto a las 17:45. Los Equipos Directivos de los tres niveles acompañan la iniciativa hartos de los llamados intimidatorios.
“Hasta el momento van 14 días consecutivos con amenazas, llamados al 911”, explicó a No Ficción Alejandra Troncoso, una de las madres de los alumnos que no oculta la angustia: “Desde lo emocional y familiar esta situación nos superó a todos”. La Comisaría 5 de Villa Sarmiento hace los protocolos de evacuación y la Unidad Funcional de Instrucción 2 de Morón, a cargo de Daniela Barroso, lleva la investigación.
Troncoso reconoce que “la institución realiza de forma fidedigna los protocolos de evacuación” y que los menores se reúnen en la calle Ramón Falcón o Rosales. “Esto implica un corte en la actividad escolar hasta que se realiza la inspección y vuelven a clase”, se lamenta.
Los alumnos de secundaria directamente no tienen materias y deben recurrir a plataformas tecnológicas, como la red social Edmodo. Y en los casos más urgentes, rinden oral en la vía pública. La problemática del Colegio Elmina Paz de Gallo se enmarca en la disparada de amenazas de bomba en el conurbano que en 2017 fueron récord y no cesaron en el 2018.
El caso Moreno
A poco de cumplirse un mes de la explosión en la Escuela 49 Nicolás Avellaneda donde murieron la vicedirector,a Sandra Calamaro, y un auxiliar, Rubén Rodríguez, la comunidad educativa de Moreno se vio nuevamente conmocionada por una amenaza al Centro Educativo Comunitario (CEC) 801 de Villa Anita.
“Hoy después de que habíamos terminado la ollas, una de las chicas ve por debajo de la puerta un papel doblado que decía ahora siguen ustedes. No entendíamos. Salimos y las chicas que tienen auto ven que estaban todos rayados de punta a punta”, explicó una de las maestras en el acampe que se realiza frente al intervenido Consejo Escolar de Moreno.
La docente, con voz quebrada, aseguró que “la olla sigue porque los pibes tienen que comer, y no un sanguchito de jamón y queso como nos mandan para que repartamos“. Y finalizó: “Estamos asustadas. Pero el CEC no va a bajar los brazos”.