El ex funcionario de Morón, Francisco Mones Ruiz, fue nombrado a cargo de la jefatura de gabinete de la secretaría de Derechos Humanos bonaerense, que conduce Santiago Cantón, lo que configura una salida por demás elegante para el dirigente que responde a Elisa Carrió y que ya no contaba con el total apoyo del intendente Ramiro Tagliaferro.
Las diferencias eran cada vez más evidentes. El pico de mayor tensión con el director local de Derechos Humanos fue poco antes de las PASO, cuando trascendió que el funcionario había apadrinado la presentación de una lista para competir internamente en Cambiemos. Eso finalmente no sucedió, pero Mones Ruiz nunca lo desmintió públicamente, dejando entrever que había existido una importante puja a la hora de afinar el lápiz para imponer a los precandidatos a concejales.
De común acuerdo con el gobierno local, la salida del funcionario no trascendió hasta después de las elecciones primarias. Recién la semana pasada se conoció que el joven dirigente había renunciado el 1º de agosto y que el director de Deportes, Gustavo Parodi, iba a ser su reemplazo por el momento.
En este lapso, se registraron pintadas nazis en las excavaciones de la Mansión Seré, donde funcionó un centro clandestino de detención y tortura durante la última dictadura cívico militar. Lo más sugestivo es que tras el ataque vandálico, que fue repudiado por Mones Ruiz y el propio municipio, nunca se aclaró que el dirigente lilito ya no estaba al mando del área.
Otro de los episodios que no pasó desapercibido fue la ausencia de funcionarios municipales durante la señalización de la ex Regional de Inteligencia de Buenos Aires (RIBA), desde donde se había coordinado gran parte del aparato represivo del oeste del Conurbano. Sin embargo, en ese acto sí estaba Santiago Cantón, el secretario de Derechos Humanos de María Eugenia Vidal, quien hoy lo puso a cargo de coordinar toda su área.
