«La sola presencia de un barrabrava debería estar penada»

Así lo aseguró el conjuez de la Suprema Corte Bonaerense, Fabián González, autor de un proyecto para tipificar en el código penal la figura del barra.

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Tras el inédito cruce de versiones de si podía llegar a jugarse el clásico entre River y Boca con público visitante el próximo sábado, que incluyó los inocentes anhelos del presidente Mauricio Macri y las rápidas desmentidas de los directivos de los clubes, No Ficción recuerda un proyecto de Ley que buscaba incorporar al Código Penal la tipificación como delito de la figura del barrabrava. El autor de la iniciativa, el conjuez de la Suprema Corte de Justicia Bonaerense, Fabián Ramón González, brindó detalles de por qué fracasó la medida que buscaba aislar a los violentos.

“Cuando un barra es detenido cae por homicidio o daños a la propiedad. Para nosotros había que considerarlo como partícipe de una asociación ilícita vinculada a un crimen organizado en el marco de un espectáculo. Hoy estamos en cero”, explica González, quien además es profesor de derecho procesal penal e integrante del Colegio de Abogados de Morón.

Fabián González, conjuez de la corte provincial

En diálogo con No Ficción Radio, el especialista sostuvo que “hay que cambiar la matriz de pensamiento hacia ellos. Yo los comparo con la mafia en Italia, donde su sola pertenencia ya está penada. Aquí, no alcanza con grandes operativos de seguridad, lo que hay que desmantelar es este ejército irregular y sus fuentes de financiamiento”.

El proyecto, elaborado por un equipo de trabajo que González encabezó en el Instituto de Derecho Penal del CAM, fue presentado en el Congreso en 2014 por el entonces diputado nacional Martín Insaurralde. La iniciativa contemplaba tipificar este delito en dos modalidades: en su figura simple cuya pena de prisión era de dos a ocho años para todos los “sucesos cometidos” en los traslados desde o hacia el estadio; y bajo la figura agravada que estaba dirigida para “los fundadores, cabecillas, jefes u organizadores de estos grupos y todo aquel que obtuviere provechos y utilidades personales o económicas”. En este caso, la pena arrancaba con un mínimo de cuatro años de prisión. Además, se planteaba tipificar el delito de reventa de entradas con penas de dos a seis años de prisión.

– ¿Qué pasó con el proyecto?

El proyecto tomó estado parlamentario y se trató en la Comisión de Asuntos Penales que presidía Patricia Bullrich. Fue un debate muy interesante, pero como la medida estaba propuesta por la provincia de Buenos Aires, Diana Conti no la apoyó y quedó sin informe de comisión.

– ¿Se volverá a jugar con público visitante?

Como mensaje esperanzador digo que sí. No me preocupa lo que pueda pasar en la cancha. Hoy un Boca –River es un partido seguro, el problema está afuera, pasados los 500 metros, y en el desplazamiento de estos grupos.

– ¿Cómo es en otros países?

A diferencia de otros países, nuestros barrabravas son socios, no trabajan de manera oculta. Son los que votan a los presidentes de los clubes, porque hacen las veces de partido político prestando su apoyo y movilizando para conseguir los votos. Si alguno tiene la fantasía de que hoy se llega a ser presidente de un club con las familias, yendo de la mano a votar un domingo, es un error. Los que se movilizan en remises y micros para llevar gente a votar son las barras. Ellos son los que eligen a los presidentes de los clubes. Mientras los tengamos adentro, nosotros los vamos a tener que sacar a la calle a través de las normas penales.

– ¿Hay algún club modelo que haya combatido a las mafias en Argentina?

– Entiendo que River o Estudiantes lo están haciendo. Hay también clubes del Nacional B como Morón y del ascenso que efectivamente están tratando de trabajar la temática.

– ¿Tienen previsto insistir con el proyecto de ley?

– Seguimos trabajando para generar este tipo de reformas al código Penal. Ahora hay una reforma integral que no la tiene prevista. Yo insisto, tengo convicción y formación así que voy a insistir porque esto hay que solucionarlo, porque lo peor que nos puede pasar es que nos demos por vencidos.

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