Los buzos tácticos encontraron muerto esta mañana a David Cid, el padrastro de Owen Muzzopappa, el nene de 7 años con el que había ido a pasear a la Tosquera de Pontevedra, en Merlo, y que ya había sido hallado sin vida anoche. Si bien ahora restan los estudios de autopsia, fuentes judiciales adelantaron que ambos cuerpos estaban en la misma zona, por lo que se presume que se ahogaron.
Ambos se habían dirigido a pasar la tarde y a pescar en la zona de Claudio Debussy y Vega, donde varios vecinos de Pontevedra y González Catán a pasar las tardes de sol, aunque hace años se alerta que la zona es peligrosa, ya que no es un terreno firme, por lo que entre vecinos se la conoce como “La Tosquera de la Muerte“.
En principio, trascendió que ninguno presentaba signos de violencia a simple vista por lo que todo indica que fueron víctima de un accidente. Anoche, los efectivos de la policía habían encontrado en medio de un rastrillaje el barbijo del menor y el DNI de su padrastro.
El alerta por la desaparición de ambos lo había dado Angela Muzzoppapa, madre de Owen. La mujer relató en sede policial que su hijo y su pareja salieron el domingo a las 11 de la mañana de la casa donde viven, en Av. Bella Vista 4900, en Merlo, “alegando que harían un viaje a la Tosquera de Pontevedra sito en la calle Claudio Debussy & Vega llevándose una caña de madera para pescar”.
David mantuvo una comunicación fluida con Ángela, tanto con mensajes de Whatsapp como con envío de imágenes, hasta que a las 15:30 el celular del hombre no respondió más. “Llegaba una sola tilde”, expresó la mujer desesperada ante los policías.
El hecho es investigado por el fiscal Mario Ferrario, de la UFI N°3 de Morón, y está caratulado como averiguación de las causales de muerte.
LOS RIESGOS DE LAS TOSQUERAS
A raíz de que es recurrente que vecinos se acerquen a pasear a las Tosqueras, desde el municipio de Merlo insisten en la peligrosidad tanto de vivir como de habitar estos lugares.
“El ingreso a ellas está prohibido y constituyen verdaderas trampas. Tienen paredes que se cortan a pique, profundidades que superan los 10 metros y corrientes que no se aprecian en superficie, que terminan succionando a las personas que ingresan”, habían alertado en enero del 2019 desde el ejecutivo local.
La vegetación del lugar atrapa incluso a quienes saben nadar, y deben enfrentar las bajas temperaturas de las aguas debido a los lagos que se forman en ellas y que, usualmente, están contaminadas con latas, hierros, metales, basura, vidrios, y demás.
