Autoridades municipales de Ituzaingó clausuraron el boliche Club Leloir, situado en Villa Udaondo, tras detectarse que en él se le escaneaba el iris a los concurrentes a cambio de dinero, una actividad cuyos fines aparecen borrosos, en el marco del mercado de las criptomonedas.
El procedimiento fue realizado en las últimas horas en la disco situada en Acceso Oeste y Patricias Argentinas. Al justificar la medida, el secretario de Gobierno de Ituzaingó, Juan Manuel Álvarez, alegó la falta de permisos para desarrollar esa actividad y que no se tiene en claro cuál es el propósito.
“Nadie sabe qué es lo que hacen con esos datos. Tampoco pidieron ninguna autorización al Municipio para realizarla”, expresó en declaraciones al sitio Primer Plano Online.
La misma actividad fue verificada en diciembre pasado en el boliche Pinar de Rocha, de Villa Sarmiento, partido de Morón, donde se verificaban largas colas de personas, la gran mayoría jóvenes, que permitían que le escaneen el iris de sus ojos a cambio de participaciones en bitcoins, las monedas virtuales, las cuales pueden ser finalmente canjeadas por una suma que puede alcanzar los 60 dólares.
La actividad fue verificada en distintos puntos del conurbano y las personas que la realizan mantiene casi total mutismo sobre lo que ocurre con los datos, aunque aseguran que no serán utilizados por las personas.
El escaneo de iris, una actividad que parece sacada de un capítulo de la serie británica “Black Mirror”, se vincula a garantizar la realización de transacciones futuras a partir de datos biométricos, bajo la hipótesis de que el día de mañana una imagen creada por una inteligencia artificial podría engañar a los escáneres y perjudicar a los usuarios: la idea sería recolectar datos para contrarrestar esa posibilidad.
“Los datos se eliminan por default”
Según Martín Mazzza, director de Worldcoin para Latinoamérica, Worldcom utiliza la biometría porque “es una forma exacta y precisa de diferenciar a humanos y crear esa comunidad de humanos. La imagen del iris, por definición, es eliminada. El orb elimina esa imagen y construye un código de iris. Ese código de iris hoy queda almacenado en una base de datos bajo la Fundación Worldcoin y prontamente, en el futuro, el objetivo es lograr un hash (NR: algoritmo) y que esto quede descentralizado en un blockchain (NR: registro contable compartido)”.
Worldcoin es una iniciativa de Chapt GPT, la creación del laboratorio estadounidense Open AI fundado por Elon Musk y Sam Altman, y cuenta como símbolo con una esfera futurista que parece sacada de un episodio de Star Wars.
“Worldcoin es una tecnología innovadora que está presente en varios países del mundo, particularmente en Argentina. Por un lado, World ID, una credencial de identidad que valida la unicidad humana y que somos humanos únicos, preservando nuestra privacidad. Por otro lado, Worldcoin, que es una nueva criptomoneda que se lanzó a nivel mundial para que las personas participen del valor de esta red de humanos”, amplió al ser entrevistado por Telefe.
“En la actualidad, los usuarios están recibiendo diez tokens de Worldcoin al momento de completar la verificación y van a recibir 80 durante los próximos doce meses. Es importante destacar que estas criptomonedas se pueden reservar en la aplicación. El valor del token se puede consultar en diferentes plataformas y puede variar en el transcurso de un mismo día”, aseguró el directivo.
En cuanto a la identidad de los registros, Mazza señaló que son eliminados por default: “Las imágenes son eliminadas por defecto y en ningún momento del proceso se les pide ninguna recordación a los usuarios. Worldcoin nunca te va a solicitar tu nombre, apellido, fecha de nacimiento, dirección, DNI, absolutamente nada”.
“El orb te toma una fotografía para validar que sos único, sin saber quién sos, y comparar que sos único en una base de millones de usuarios. De hecho, hoy en el mundo hay casi tres millones de usuarios ya verificados, y en Argentina hay más de 360.000 usuarios verificados”, expresó en diciembre pasado.
Algunos no ven tan claros los objetivos de la iniciativa, por su forma similar a las estafas en cadena, especialmente en el punto que para cobrar dinero las personas quedan registradas como usuarias de criptomonedas, además de verse obligadas a incorporar en la iniciativa a otras personas.
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